Cerraron la recepción antes de la hora (22'30") y me quedé colgado sin llaves para entrar en mi habitación. Después de buscar por todas las aplicaciones de buscadores encontré 2 teléfonos fijos que no me atendieron. Después un móvil lo encontré de coña porque era para mandar WhatsApp. Llamé y se puso la señora dueña de la posada, unos 85 años que, con todo mi respeto, no está ya en condiciones para regentar un negocio, (que no hotel ni motel) para decirme que se había marchado antes, pero que avisaba y me abrían. Todo este proceso me llevo 30 minutos, me veía durmiendo en la playa o en el coche. Cuando por fin me dan la llave, comento con enfado mi malestar con el señor que me dió mi llave, diciéndole que tiene que haber alguien de guardia en éste tipo de establecimientos en temporada alta, a lo cual me espeta: "para eso están los móviles" ....... Pues pon un cartel en la entrada, en el hall/barra de bar/cueva/cava de vinos subterránea, en la habitación que en caso de imprevistos llame a éste número. Creo que es un establecimiento totalmente mal gestionado, no hay nadie al volante. Si la situación de gerencia fuera mejor, la posada sería un bien como en el cole, pero todo se "fastidia" por su pésima gestión. El local está limpio, mobiliario antiguo pero realmente solo vas a dormir. Muy difícil aparcar ya que carece de parking. No hay WiFi, el bar lleva años.... Sin funcionar. Información en los tableros obsoleta. na experiencia que ahora mismo me hace reír por no llorar.